llevo 10 años con mi esposa y sexualmente, la pasamos bien. por lo menos yo, desde un principio, no dejo de pajearme pensando en ella, por encima de cualquier otra mujer.
la verdad es que, aunque mi esposa no es la mujer más linda del mundo, sí es una mujer muy arrecha en la cama. le gusta que la besen, que le hagan el amor, y más adelante, que se la culeen, así la palabra no le guste mucho. Pero esto me ha llevado a venirme muy rápido en nuestras relaciones, algo que ella desprecia, al punto de dejarme ver que hay otras vergas que pueden hacerlo mejor que yo.
hace unos días estábamos haciendo el amor, en nuestra cama de casados. Intentamos hacer el amor en intervalos, pues los niños quieren ver televisión y yo quiero comerle el culo. Ella trata de taparnos mientras le bajo los pantalones de descanso, pero cuando los niños se van, busca liberación, abre las piernas, bota las cobijas, y mientras yo la follo, ella me besa con la lengua, y con el deseo con el que me besaba cuando era mi novia.
en ocasiones, no ha podido aguantar, y termina riéndose de placer, en la mitad del bycasino cuarto, entre la penumbra del sábado y su deseo increíble. yo, por mi parte, lo disfruto, por lo prohibido, pero me imagino mil cosas más.
hace unos días salimos de rumba. eramos walo, caro, mauricio, ella y yo. invité a mauro a propósito. porque la primera vez que la conocí, me llevó al estudio de mauricio en la facultad de arquitectura, y siempre supe que mauro le gustaba, y que ella a mauro. Los invité al whiskey más caro del sitio y le di la mejor propina al mesero, para que la conversación fluyera, y al final de la noche, ella me pidiera que fuéramos a “terminarla en casa de mauro”, donde esperamos, durante una hora, por una botella de ron, entre marihuana y depeche mode.
los vi, de repente, enfrascados en conversación, algo que me causó un poco de celos, pero que me gustó. éramos los únicos despiertos en el penthouse de mauricio, en el piso 39. a ella le gustaba como él bailaba y a mi, cómo ella lo miraba…sin embargo, traté de guardar compostura y conversé unos tragos, hasta que llegó el amanecer.
en bycasino giris esos momentos, por algún motivo que no recuerdo, desperté a caro. le dije que era tiempo de irse, y ella, protectora de su prima, me preguntó “dónde está paulita?” desorientado, busqué en la sala y no estaba. entonces me dirigí hacia la entrada de la puerta principal, donde encontré a mauro, de barba, pelo largo, besando a mi esposa, mientras ella le tomaba sutilmente la cintura y se acercaba, nerviosamente, a sus nalgas.
sacudí la cabeza en incredulidad. Ellos me vieron de inmediato y se separaron. sin embargo, sabían que allí, algo había comenzado.
salimos los tres, bastante ebrios, a desayunar. paula desayunó como nunca aquella mañana. yo no pronuncié palabra. había sentido el placer que le provocaba a mi esposa con otro hombre que no fuera yo, y no tenía razón para estar feliz, así me arrechara muchísimo. tomamos un taxi, llevamos a caro, y entramos al edificio, a la luz de la mañana.
Paula siempre se cambia de ropa cuando llega a casa. Sin embargo, aquel día, prefirió bycasino giriş echarse a mi lado…rápidamente encontramos nuestras manos y nuestras bocas. Empecé a besarla, y ella empezó a responder con la facilidad de su saliva, mientras yo paseaba mis manos por sus tangas y sus tetas, y ella comenzaba a gemir.
comenzó a abrir sus piernas, y a cerrar sus ojos. le pregunté que si quería una venda, y me dijo, entre gemidos, que sí, que la deseaba. me paré un momento, me quité el pantalón, y busqué una venda, con la que volví a la cama, además de un vibrador que le había comprado hacía dos años.
“te quiero ver masturbar, por primera vez”, le dije, mientras le tapaba los ojos. primero me dijo “noooo…yo te quiero a ti…quiero tu verga…”
entonces le dije: “yo quiero que te imagines que tienes otra”
se arrechó por completo. En ese momento, mientras yo le pasaba el vibrador, ella metía la verga de caucho en su vagina, y comenzaba a follar de manera confusa y extraña. Sin embargo, comencé a decirle, mientras la veía entusiasmarse con mi verga en su boca y el consolador en su cuca:
“imaginate que te culeamos, él y yo, como nadie nunca te ha culeado”
su respiración se hizo profunda, su vientre se contrajo, y de repente su voz, entre lametazos, chupadas y gemidos, dijo: “ay, sí, culéame, sin piedad”.